El Pirata ocupa un lugar en un lugar en el mundo desconocido, tiene una isla como un espacio para guardar tesoros que quedan a la vista, un manuscrito que carece de claves para interpretarlo, un apaño para invertir el tiempo que le quita al sueño y a la vida
AGUARDANDO
Comenzaré a archivar las dudas, por si acaso...
lunes, 29 de junio de 2009
Alguien me dijo muy serio hace unos días:
-“Yo debería ser Papa”
-“¿Por qué, -le pregunté- extrañamente sorprendida sabiendo a ciencia cierta que era ateo.
-“Para abolir pecados, -contestó muy seguro y decidido- para instalar mis dogmas,
para mandar a los obispos a Guantánamo”.
-“¿Y sólo a los obispos? ¿Por qué?- insistí, aún más extrañada.
-“Porque son los sicarios de dios, ¿sabes que es eso?.. Los que cumplen las órdenes que ellos mismos se mandan; los que acumulan el poder y la riqueza, los que alimentan la desunión entre los hombres, los que crean rencillas y discordias, los que sientan a los dictadores sobre sus rodillas para darles instrucciones…”
-“Para eso yo debería ser Papa”-.
Concluyó muy seguro y convencido de todo lo que había dicho. Tomó aire, lo expulsó con deleite, se dejó caer en una silla, indolente, extendió la mano derecha y con los dedos índice y corazón tendidos solemnemente sobre el aire, nos bendijo haciendo la señal de la cruz.
Ya era Papa. Y nos fuimos todos corriendo por si acaso nos creía sus Obispos.
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