AGUARDANDO

Comenzaré a archivar las dudas, por si acaso...

lunes, 6 de septiembre de 2010

domingo, 5 de septiembre de 2010

COSAS DE PIRATAS

El Pirata es uno de los que no andan por ahí, preguntando, cada vez que le cuenta a sus esbirros en qué óptica se compró el parche o qué hortopedia le surte de extremidades, si le entienden lo que dice, si comprenden, aunque solo sea su intención. Él lo cuenta y basta. Si tiene ganas o le apetece hablar, que si no es así, tampoco. El que oye es quien tiene que prestar atención y no esperar a que le repitan la orden, la explicación o el aviso. Si a la primera no se ha enterado, el pirata jefe ensarta el sable, escupe sobre su hoja y se corta las uñas de la mano buena. Pero no volverá a repetir la orden.
El palo mayor de la fragata está lleno de despistados y olvidadizos, sorderas, inadecuados piratas, que no estuvieron atentos a las órdenes del Capitán Pirata.

Yo colgaría de ese palo hipotético a todos los que tienen la costumbre de preguntar mientras cuentan cualquier estupidez, reiterando constantemente la pregunta idiota, si quien le oye se ha enterado de la tontería que está diciendo. No sé por qué le interesa tando saberlo. Tal vez porque si le contestan que no, procurará dar más detalles concretando la estupidez hasta el infinito.
Los hay que no se cansan de deostrar su imbecilidad allá por donde andan, estén con quien esten y digan lo qeu digan, por más señas.

sábado, 28 de agosto de 2010

Los piratas no roban. Piratean




El el fondo, el Pirata solo es un solitario y romántico bravucón, encasillado en una historia que a veces le viene grande y no le hace justicia.

domingo, 5 de julio de 2009


El árbol, alto y delgado y cuajado de hojas frescas y verdes, lanzaba un haz de sombras alargadas sobre los adoquines, y sobre ella, tendida en el suelo, en formación, como los buenos soldados que aprenden en la academia, en fina y perfecta hilera, una veintena de pájaros se repartían el espacio de sombra con las garras de sus patitas bien asentadas sobre la tierra.
Me pregunté por qué no se quedarían sobre las ramas del árbol si era sombra y frescor lo que buscaban. El árbol tenía las dos cosas. Y normalmente, en las horas de intenso calor y en otras menos calurosas, los pajarillos están en las ramas, haciendo nidos, dando de comer a sus pichones, limpiando sus alas y su pico, tomando el fresquito de las ramas del árbol.
Me lo pregunté mientras los miraba absurdamente entretenida en su contemplación, pero no supe contestarme.
Lógicamente es imposible conocer las razones que tienen los pájaros para hacer algo que no se les supone dentro de sus funciones pajariles.
Lo absurdo, lo verdaderamente ilógico y animal de dos patas al que se le supone un cerebro capaz de tener ideas y capacidad de raciocinio, era que a las cuatro de la tarde, con cuarenta y tantos grados a la sombra, yo me estuviese haciendo semejantes preguntas cuando volvía a casa del trabajo con medio cuerpo derretido por la intensidad del sol.


miércoles, 1 de julio de 2009

¿Mis versos? Ya le digo,
Carecen de medida y de mesura.
La desmedida usura de mi torpe intelecto
No conoce el control ni su gobierno,
Y piensa, conceptúa y enfatiza que es el libre albedrio y el dolor
Las figuras que plasman y alinean los textos.

¿Mi credo? Ya le digo,
Creo en la libertad sin apellidos
Y en el hombre culpable de amar a corazón abierto.
Y en los dioses de carne, de fibra y sentimiento
Que llenan mi mesa cada día de pan y de alimentos.
Creo en las superficies onduladas )
Y en la influencia astral de los contextos.
En los judíos, en los cristianos, en los conversos y en los ateos.
Y creo en mí. Algunas veces dudo, pero entonces despierto
Y me meto en la ducha y me lavo por dentro.