Me quedan algunas cartas que escribir y algunas confesiones por hacer.
Tal vez algún perdón o disculpas que pedir,
ofrecer alguna felicitación que se olvidó y hacer alguna que otra aclaración
para dejar todas mis cuentas claras.
A mí tal vez me tengan que justificar algún olvido,
razonarme los motivos de todos los silencios
o silenciarme el miedo por la falta de amor.
Pero cuanto me deben lo borré lo de mis libros y no queda constancia de la deuda.
Que nadie tenga prisa por devolver los besos,
por llenar el vacío que se adivina eterno,
por llamar a mi puerta y sentarse conmigo a proyectar el tiempo,
y tomarme las manos y platicar del día infinitamente lento que se aleja...
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