AGUARDANDO

Comenzaré a archivar las dudas, por si acaso...

martes, 6 de enero de 2009

Se acabó lo que se daba.
La vida volverá a la normalidad a partir de este momento. La gente seguirá en sus trabajos, en sus cotidianas apariencias, en las compras y los afanes de todos los dias. Seguiremos viendo la televisión, asistiendo a la pantomima de los debates, veremos el fútbol, las corridas de toros y el programa por determianr de cualquier cadena, porque ya estamos tan aburridos que nos dará lo mismo lo que nos pongan. Pero veremos la tele, eso sí. Llevaremos a los niños al colegio, estudiaremos cómo llegar a fin de mes, compraremos en las rebajas aunque no tengamos dinero. aumentaremos la ración de sopas y congelados del súper mas cercano, congelaremos las sobras y nos veremos haciendo las mismas virguerias que todos los años por las mismas fechas, resistiendo como leonas, asistiendo al milagro de la multiplicación de los panes y los peces y sin darle la importancia que le dieron otros, incluso estaremos camuflando los milagros para que no parezcan y nuestra familia se pregunte cómo hemos sido capaces de hacerlo posible.

A partir de este momento comienza el año nuevo. El dia siete de este mes de Enero es el primer dia del año nuevo. Todo lo demás es inventado, pertenece al pasado, pero de todas formas, aunque este sea el primer dia del año, cuesta trabajo hacerse a la idea de que ya es Enero y que a partir de aquí comienza una vida nueva, un año nuevo con nuevas expectativas, con sueños nuevos, con promesas renovadas y con ilusiones puestas al dia. Eso lo hacemos todos los años, y viene el nuevo y estamos aún a medio camino de la anterior promesa, sin cumplir ni la mitad de los objetivos planeados, prometidos y debidamente justificados y firmados ante notario.

En el dia de hoy yo voy a confiscar las Navidades. No va a comenzar el año por mucho que empuje en la puerta abriendo calendarios, pidiendo citas para el médico, pasando páginas sin que nadie le pida que lo haga. Marcando dias, justificando ausencias, creando una ilusión por cada cana, por cada arruga nueva, por cada línea de expresión tirada en vertical y con caída libre a su albedrío.

De momento me guardo lo que queda del mazapan y del rosco de reyes, aunque se pongan duros como trancos. Resistiré. Me meteré en el cajón del pan de mi vecina y me haré fuerte en él usando tan solo el argumento de la fe en la victoria. Seré coraje y valor, no me importará sufrir la incomodidad ni el abandono. Por mi casa no pasarán más años. A dios pongo por testigo.

De momento, el árbol de navidad se queda conde está, con sus bolas y sus luces y su estrella alumbrando a Belén sin bombas, sin misiles, sin niños muertos, sin esperanzas muertas. A través de la ventana lucen bien.
Cago endieee.

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